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Noticias y notas del mundo cultural

Nombre: pedsarod
Ubicación: santo domingo, Dominican Republic

3.6.07

Narrativa puertorriqueña / Décima edición


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Comunicado

Narrativa Puertorriqueña anuncia su décima actualización.

En Mesa de Juego

< http://www.geocities.com/narrativa_puertorriquena/Mesa_de_juego.html >
el periodista Jorge Rodríguez en “De vuelta al futuro en Los viajes de Blanco White,” conversa con el escritor José E. Santos sobre su nuevo libro de cuentos. En “Literatura y narrativa puertorriqueña: la escritura entre siglos” se comenta el nuevo libro de Mario R. Cancel publicado por Editorial Pasadizo. La escritora Awilda Cáez comenta la novela La lentitud de Milan Kundera.

En Tertulias


la escritora Maira Landa comenta la novela Los documentados de Yolanda Arroyo Pizarro

En Arte(lugios)


entérese del proyecto Letras Nuevas en la entrevista de Mario Alegre Barrios con su editora Mara Daisy Cruz titulada “Con la palabra escrita como credo”

Se invita además a los navegantes a visitar y dejar sus comentarios en las bitácoras Mario R. Cancel, escritor
http://mariorcancel.blogspot.com/ y Mario R. Cancel, bitácora profesional

http://blogs.uprm.edu/mariorcancel/ .

Descubra los Talleres de Escritura Creativa, los Servicios Educativos y de Redacción que ofrece Tinta y papel en de la escritora Maribel R. Ortiz en
http://tintaypapel.com/

Narrativa Puertorriqueña es un archivo literario y acepta colaboraciones de sus lectores. Los interesados pueden comunicarse a
narrativa_puertorriquena@yahoo.com

Los editores

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Libro de escritor venezolano obtiene premio en Pekín

Alberto Barrera Tyszka

La enfermedad, de Alberto Barrera Tyszka, obtiene premio de la Editorial Popular de Pekín


La novela La enfermedad, del escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka, acaba de obtener el premio a la mejor novela en español que otorga la Editorial Popular de Literatura de Pekín, tal como lo confirmó este miércoles 22 de mayo el reconocido hispanista oriental Zhao Deming. La novela de Barrera Tyszka comparte el premio con Pasiones griegas, del escritor chileno Roberto Ampuero.

La nota de prensa oficial emitida por el sello auspiciante del galardón reza textualmente:

“El día 22 de mayo de 2007 el jurado para seleccionar la mejor novela en los países hispanohablantes del 2006, compuesto por los profesores de las literaturas en castellano y los hispanistas chinos, auspiciado por la Casa Editorial Popular de Literatura del Pueblo de Beijing, decide conceder los premios a La enfermedad, del autor venezolano, señor Alberto Barrera Tyszka, y a Pasiones griegas, del autor chileno, señor Roberto Ampuero.

”Firmado por el director del Jurado, señor Zhao Deming, profesor catedrático de las literaturas hispanoamericanas, de la Universidad de Pekín”.

Barrera Tyszka obtuvo también con La enfermedad, a finales del año pasado, el 24º Premio Herralde, convocado por el sello español Anagrama.

El galardón de la Editorial Popular de Literatura se concede anualmente, desde el año 2001, a la mejor novela en español publicada en España e Hispanoamérica, y también a las mejores en inglés publicadas en Estados Unidos y Gran Bretaña; en francés publicadas en Francia; en alemán, ruso, japonés y en portugués publicadas en Portugal y Brasil.

Como dotación del premio, las novelas ganadoras serán publicadas a finales de este año por el sello chino, y sus autores recibirán 15% sobre las ventas. Desde 2001, el premio a la mejor novela en español ha sido ganado por La piel del cielo, de la mexicana Elena Poniatowska; El vuelo de la reina, del argentino Tomás Eloy Martínez; Los amigos del crimen perfecto, del español Andrés Trapiello; Angosta, del colombiano Héctor Abad Faciolince, y La hora azul, del peruano Alonso Cueto.
Fuente: Letralia
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"La puta de Babilonia"

Fernando Vallejo


Fernando Vallejo habla de "La puta de Babilonia", una poderosa acusacion contra los fanatismos religiosos

"Es la hora de proscribir a esta institución criminal"
"Me divertí escribiendo el libro. No hay forma de tomar tanta monstruosidad sin sentido del humor."


Por Angel Berlanga
Que no busca escandalizar, dice Fernando Vallejo, y que sería útil que los seminaristas que todavía no tienen el cerebro lavado lean el libro que acaba de publicar, La puta de Babilonia, una obra que planteará disidencias de enfoque con la bibliografía escolástica.
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Una cita, para empezar livianito, acerca de Tomás de Aquino; anota Vallejo que la Suma teológica de este autor, a quien apoda "el Gordo", es "la más grande colección de paja y mierda que haya escrito nuestra especie bípeda". Difícil que esa definición le guste a Mariano Grondona. Difícil, también, que el cardenal Bergoglio acepte su invitación a debatir sobre el contenido del libro: "No se atreven –dice el escritor–, porque la Iglesia está acostumbrada a sostener que tiene la verdad, a imponerla por las buenas o las malas, como hicieron en la Inquisición, quemando a quienes quisieron acusar de brujería o herejía. Están acostumbrados a engañar, a obnubilar y a embrollar, no a debatir".

El primer párrafo del libro de Vallejo es una contundente enumeración de cargos contra la Iglesia de Roma, "la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala, la del Santo Oficio y el Indice de los Libros Prohibidos". Qué más: autora de las Cruzadas, "detractora de la ciencia, enemiga de la verdad, adulteradora de la historia"; "estafadora de viudas, cazadora de herencias", oscurantista, "reprimida, represora, mirona, fisgona". Y más: corrupta, hipócrita, antisemita, homofóbica, misógina, "solapadora de Mussolini y de Hitler".
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¿Y hay más? Unas 310 páginas. Las que van de 132 a 134 podrían ser útiles para compartir con los testigos de Jehová que tocan el timbre: citas de la Biblia con instrucciones para los casos en que debe liquidarse al prójimo. Cada tanto Vallejo se despacha con una lista de cargos, por ítem: ¿"Descontroles sexuales de papas y cardenales"? Este, éste y éste. ¿Defensa de la esclavitud? En esta ocasión y en aquéllas. ¿Crímenes, transas y acomodos para llegar a la banqueta de Pedro?
Los siguientes caballeros.
A partir de un texto que va y viene en el tiempo, sin divisiones por capítulos, sustentado en sólidos estudios históricos, con esas andanadas de singular y agudísima irreverencia que distinguen su forma de narrar, Vallejo escribió un libro capaz de generar espanto, risa, asombro, admiración o indignación, pero nunca indiferencia.

–¿Se divirtió escribiendo el libro?

–Sí, mucho. No hay forma de tomar tanta monstruosidad sin sentido del humor.
–Fue creyente, en algún momento.

–De niño estudié con los salesianos, que son peores que los jesuitas. Son terroríficos. Eran, porque ahora son casi una especie en extinción. Teníamos clase de apologética y nos enseñaban a defender la religión católica de todos, ateos, gnósticos, comunistas, protestantes. Estaba entrenado, porque el que lo está para defender también lo está para atacar.

–Anota que se va a cobrar las deudas. ¿Cuáles?

–Están las personales, que las puedo olvidar fácil, aunque me ensombrecieron la infancia con el terror al infierno, a las confesiones sacrílegas, al pecado. Toda esta satanización del sexo; el sexo, mientras no vaya destinado a la reproducción y no sea violento, es inocente. Lo personal no importa tanto; lo que hiere es la injuria y el desprecio por los animales que tuvo la Iglesia en toda su historia. La defensa de los animales es mi causa. Digo los superiores, los que tienen un sistema nervioso complejo, como los mamíferos. Y Cristo, que no existió, pero el que conocemos a través de esos evangelios, no tiene una palabra de amor por ellos. ¿Cómo puede ser paradigma de lo humano un hombre tan ciego que no ve el dolor de sus semejantes? El genoma del chimpancé coincide en el 99 por ciento con el nuestro: estamos muy emparentados.

–¿Usted plantea que Cristo no existió?

–No. Existieron muchos Cristos, pero no el encarnado, el histórico que pretende esta secta cristiana que se llamó católica y terminó imponiéndose a las otras cuando estableció su alianza con el emperador Constantino por el año 310. Por el 180 Celso escribió La palabra verdadera, donde cuenta que eran muchas sectas: gnósticos, ebionitas, docetistas. Pero antes del año 100 no hay cristianismo. Nadie lo puede probar.

–¿Por qué sobrevivió esta secta?

–Las razones son muchas. Primero, se subdividió en infinidad de sectas. Ofrecerle al ser humano la vida eterna y un cielo de premio y la amenaza del infierno son dos razones muy poderosas, porque todos queremos perdurar, nadie se quiere morir. Otra de las razones es su contubernio, sobre todo la Iglesia occidental, con el poder. Su historia empieza con el contubernio con Constantino, un genocida. Lo que importa es determinar que no es una religión, y que plantea una moralidad que no tiene.

–Ese es el principal enfoque del libro.

–En realidad se trata de un fanatismo con una historia manchada de sangre, plagada de falsificaciones y calumnias, de cerrazón mortal; provocaron la Edad Media, crearon la institución más monstruosa, la Inquisición. Es una empresa asesina y criminal disfrazada de religión. Y está durando más de la cuenta, es hora de que la proscribamos en nuestros países. Si consideramos al nazismo, que atropelló a la humanidad trece años, una empresa criminal, y hacer su apología es un delito, ¿cómo vamos a seguir tolerando a una institución con 1700 años de crímenes? Y sigue haciendo daño: sigue siendo un parásito de la sociedad, no trabaja, vive de limosna. Mientras existan el cristianismo y el Islam no hay esperanzas para el ser humano en la Tierra.

–Dos instituciones sagradas para mucha gente.

–Esa es la venda que tiene en los ojos buena parte de la humanidad. A estos fanatismos disfrazados de religión pertenece la mitad del género humano. Creo que llegó la hora de decir basta, o nos vuelven a las tinieblas medievales. De las que no salió el Islam, pese a que tiene jet e Internet. El Papa disfruta de las ventajas de las tecnologías modernas, que se dieron muy a su pesar, porque si alguien se opuso a los avances de todo tipo, espirituales o materiales, fue la Iglesia.

–¿Cómo sería esta campaña para proscribirla?

–Denunciémosla, iniciemos el debate. Hagámoslo aquí, en Latinoamérica, el continente más libre. Porque Europa y EE.UU. están aterrorizados, vivieron guerras de religión y viven en un equilibrio precario con distintos grupos radicales. Aquí somos homogéneos, hablamos el mismo idioma –el portugués de Brasil es muy cercano– y tenemos una sola religión, básicamente, que es la católica. Planteemos la pelea aquí.

–Aquí, también, es donde hay más fieles cristianos.

–Sí, un 90 por ciento de la población latinoamericana es católica. Planteemos el debate: éste es un libro riguroso y no está escrito con el afán de escandalizar ni vender. Propongo que se debata en los seminarios, donde los muchachos están todavía libres en el alma para pensar. Si a alguien le interesa el tema es a ellos, porque les va lo que sigue de la vida terrenal. Aún no tienen el lavado cerebral completo. Por qué la Iglesia no manda a sus representantes para que respondan este memorial de agravio, o el prontuario que es mi libro. Podríamos sostener un debate público con el cardenal Bergoglio en algún seminario.

–¿Tuvo reacciones de parte de la Iglesia?

–Nunca responden. Pero eso es una respuesta: no pueden defenderse. Ellos saben que es una historia de sangre y atropellos.

–El Papa anterior le caía muy mal. ¿Qué le va pareciendo éste?

–Este Papa es de una torpeza asombrosa. Su predecesor era un hombre perverso y vanidoso, dañino como pocos, el gran avivador de la hoguera de la paridera en un mundo superpoblado. En los 26 años de pontificado de Wojtyla subió la población mundial a 2200 millones de habitantes. Era un engañador de multitudes, de un rebaño imbécil. Y este Ratzinger pasó de gran inquisidor a montarse impúdicamente en el papado. Lo que vino a decir a Brasil es una estupidez, ya los mismos católicos le recordaron a Fray Bartolomé de las Casas, que denunció cómo la Iglesia arrasó, junto con los conquistadores, todas las civilizaciones y culturas americanas. Este va de una torpeza a otra.

–¿La abolición del limbo es una torpeza?

–(Se ríe.) Eso es muy grave: ¿dónde van a meter a todos los inocentes que no pertenecieron al cristianismo porque vivieron antes de Cristo? El limbo era tan necesario como el purgatorio; sin purgatorio no hubiera habido indulgencias, eso que inventó Bonifacio VIII en 1300, para sacar a los seres queridos de ahí mediante el pago de dinero a la Iglesia. Junto con el infierno, para disuadir y aterrorizar, y el cielo –el premio de vida eterna para una vida pasajera que es ésta, porque no hay más–, el purgatorio y el limbo son instituciones clave en esta empresa de engaños.

–¿Y la idea de dar misa en latín?

–Eso es imposible, es volver al pasado, embrollar las cosas escudándose en una lengua que no conoce nadie. Cómo lo van a enseñar a los curas. El latín que hablaban era el macarrónico, una lengua muerta tratando de hacerla viva. Cómo van a traducir al latín los términos del mundo moderno.

–¿Por qué cree que plantean esto?

–¡Porque es un hombre absurdo este señor Benedicto! Obcecado y necio. Estoy sospechando que es un retardado mental, pese a su capacidad de maldad y su habilidad política para llegar al gran puesto de la cristiandad. Subió ahí como Putin de la KGB al Kremlin.

–Estará al tanto del apoyo de la Iglesia argentina a la dictadura.
–Siempre fueron cómplices de los que están arriba. También fue cómplice de Pinochet el cardenal Sedano, y luego pasó a ser secretario de Estado del Vaticano.

–Un represor declaró que los vuelos de la muerte habían sido aprobados por la jerarquía eclesial como una forma "cristiana y poco violenta".

–Yo no sé si la Iglesia se está volviendo compasiva, porque antes quemaba a la gente viva. No sé qué será peor, si morirse ahogado en el mar, tirado desde un avión, o quemado en la hoguera. Y más allá de su participación directa o de su tolerancia hipócrita aquí, está clara su participación en la Segunda Guerra. El Obispado alemán echó al vuelo las campanas en honor a Hitler. Y el italiano estuvo con Mussolini. Y el español, casi todo, con Franco. Son cómplices de asesinos.

–Pero usted reconocerá que hay curas de buena voluntad.

–Evidentemente. Pero de muy limitada capacidad mental.

–¿Por qué cree que permanecen, entonces, en la Iglesia?

–Porque no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír. No hay forma de convencer al que se quiere obnubilar. Es muy curioso y uno puede verlo en su propia familia: uno no puede ni convencer a la gente más cercana, porque es una educación que está ya en las neuronas, como si se hubiera metido con un cincel en la cabeza.

–¿Y eso qué efecto trae?

–La inmensa mayoría de los católicos, o de los cristianos si queremos ir más allá, es gente egoísta que vive para parir hijos y su solidaridad termina ahí, con sus hijos. Y a veces ni eso, porque hay infinidad de padres que tiran a sus hijos a la calle: América latina está llena de eso. El ser humano es egoísta y tal vez no pueda dejar de serlo, porque la mayoría vive agobiada por el horror de la vida, estrecheces económicas, exceso de gente: todo el mundo está tratando de sobrevivir, apenas. Por eso es imposible pedir generosidad al conjunto.

–¿La vida es sólo un horror, no tiene costados luminosos?

–No, salvo que seamos profundamente egoístas. El que sepa que se están muriendo millones de hambre en la Tierra de niños abandonados, o que acuchillan a las vacas en los mataderos, y dice que es feliz, lo es por egoísta. Y no pasa por dar una limosna a los pobres o un asilo a los animales para quitarse el peso de la conciencia: si hay generosidad verdadera, la vida no puede verse sino como un horror.

–¿Usted reniega de haber nacido?

–No tiene caso renegar, es un hecho que nací, estoy, y esto va a terminar dentro de poco, si no lo termino por mano propia... que a lo mejor no es necesario, porque con alborotar a la horda musulmana es más que suficiente para tener forma de salir. Pero no considero que sea una experiencia digna de imponérsela a los demás. Es muy difícil morirse, tan difícil como vivir; es muy traumático, porque uno deja cosas aquí, de cariño, amor, que lo atan a uno.

–A eso refería con lo de los otros costados.

–Sí, el amor y la compasión, la misericordia. Claro. Pero con todo, está claro que vamos todos hacia la muerte y el olvido. Hacia la vejez. La vida es un paso breve y sin sentido, doloroso, absurdo. Y no tenemos derecho a sacar a nadie de la paz de la nada para traerlo a este lugar.

–Anotó en su libro: "Dios es odio".

–"Dios es amor", dicen los protestantes. ¿Cómo puede ser amor alguien que nos manda enfermedad, vejez, muerte, terremotos, sida, malaria, tsunamis, hambrunas? Es una frase que usan los teleevangelistas, esos engañatontos que están reemplazando a la Iglesia Católica en América latina. Si existiera, Dios sería odio y maldad.

Página12/ Buenos Aires

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52º Edición Bienal de Arte de Venecia

España crea un 'paraíso fragmentado' para la Bienal de Arte de Venecia
Por primera vez participa México con una exposición individual

Robert Storr es el primer comisario estadounidense responsable de la parte artística

El León de Oro a la trayectoria será por primera vez para un africano



Bienal de Arte de Venecia en
su edición número 48. (Foto: EPA, ANSA)
DPA

ROMA VENECIA.- La Bienal de Arte de Venecia se presenta este año llena de récords y novedades. Un total de 76 países, más que en ninguna otra edición, participarán en el evento que abrirá sus puertas el 10 de junio en la ciudad de los canales.

España estará representada por los fotógrafos gallegos Manuel Vilariño y Rubén Ramos Balsa, así como por el provocador dúo de performance 'Los Torreznos' Jaime Vallaura y Rafael Lamata y el director de cine José Luis Guerín.

El tema del pabellón español girará en torno al 'Paraíso Fragmentado', un concepto extraído de una frase de Ezra Pound con el que el comisario de la representación española, el crítico, ensayista y profesor Alberto Ruiz de Samaniego, quiere transmitir la idea de que se trata de un lugar fugaz, dividido y pasajero.

En la cita hasta el 21 de noviembre participa por primera vez con una exposición individual México, que estará representado por Rafael Lozano-Hemmer y sus instalaciones electrónicas interactivas en el Palazzo van Axel, en el centro de Venecia.

A México se suman con nuevos pabellones nacionales Libia y Egipto, y otros países que acuden por primera vez a la Bienal, como Azerbaiyán y Tayikistán.

Mosaico de novedades
También el comisario es una novedad: Robert Storr es el primer estadounidense en los más de cien años de la Bienal responsable de la parte artística. Para la 52 edición de la muestra ha propuesto como lema: 'Piensa con los sentidos, siente con la mente'.

Storr tiene en mente un plan a gran escala: "Cada obra hablará por sí sola. Y la acción recíproca de las obras -ya sean armónicas o disonantes- llamará la atención del público", explicó acerca de su proyecto. Este experto en arte es director de la Yale School of Art y asesora como al Museo de Arte de Filadelfia.
Otra novedad serán los premios. El León de Oro a la trayectoria será por primera vez para un africano -y por primer vez fotógrafo- Malick Sidibé.


Este artista, retratista por excelencia de su ciudad y su país, logró trascender tras una exposición celebrada en París en 1995.
La Bienal se propone profundizar además este año en la colaboración con vecinas exposiciones europeas como Art Basel, con la muestra escultórica de Münster y con la Documenta, que comienza el 16 de junio en Kassel. Junto a las exposiciones nacionales en los 'Giardini', también habrá una muestra internacional en las naves del cercano 'Arsenale', un antiguo astillero.


Entre las participaciones nacionales latinoamericanas estarán Guillermo Kuitca por Argentina; José Damasceno, Angela Detanico y Rafael Lain por Brasil; y Ernesto Vila por Uruguay. Como es tradición, en el pabellón del Instituto Italo-Latinoamericano expondrán los representantes de Bolivia, Chine, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana.
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Centenario del escritor rumano Mircea Eliada [1907-1986]

Milcea Eliade en los años 30

Paseo por el Bucarest de Mircea Eliade

Mircea Eliade es una de las grandes figuras de la cultura del siglo XX, cuyo centenario se está celebrando este año. Historiador de las religiones, memorialista, novelista, una de sus narraciones acaba de inspirar la última película de Francis Ford Coppola, que la estrenará en otoño bajo el título de "Youth without youth". Recorremos los paisajes del escritor en la capital rumana y analizamos su lado oscuro en la política y la amistad, que ha salido a la luz en los últimos años.

Sergio Vila-Sanjuán

Voy a Bucarest a participar en una mesa redonda sobre Mircea Eliade, cuyo centenario se celebra. Eliade (1907-1986) es una de las personalidades más interesantes de la cultura del siglo XX, y la más universal de la cultura rumana, con perdón de Ionesco, Cioran y Brancusi, todos ellos amigos suyos. Conocido sobre todo como historiador de las religiones, fue también novelista y autor de unas Memorias que se cuentan entre lo mejor del género.

Eliade vivió en Bucarest intermitentemente hasta 1940, año en que dejó el país para no regresar más que en breves visitas, la última en 1942 (moriría en Chicago como respetadísimo catedrático de su universidad). Yo leí por primera vez sus ensayos (El mito del eterno retorno, Lo sagrado y lo profano o Imágenes y símbolos) en los años 70, por indicación de José Enrique Ruiz Domènec, que nos los recomendaba a sus alumnos de medieval para familiarizarnos con los trazos de las sociedades arcaicas. Entre 1965 y 1975 el Eliade historiador gozaba de su primera fase de auge en España, de la mano de editoriales como Guadarrama, Taurus y Alianza.

Como narrador ha tenido una acogida mucho más dispersa. Y su segunda fase de esplendor español está muy ligada a la tarea del traductor Joaquín Garrigós, quien desde principios de los 90 ha vertido del rumano sus principales novelas (La noche de San Juan, Maitreyi, Boda en el cielo), la mayoría inéditas aquí.

Hasta ese momento su narrativa se había traducido por lo general de versiones francesas, pese a que Eliade escribió toda su obra novelística en su idioma natal, mientras su producción académica y ensayística la hizo, a partir de 1940, sobre todo en inglés y en la lengua de Balzac. El Bucarest actual es una ciudad en pleno proceso de acelerada transformación postcomunista. Pero una parte de la ciudad que contemplaba Eliade sigue casi intacta. La tarde de mi llegada vamos a ver sus domicilios. Eliade hizo un mito de la casa de la calle Melodiei donde se instaló con sus padres y hermanos en otoño de 1914 y vivió su adolescencia y primera juventud.

Allí disfrutó de una célebre buhardilla que le permitía consagrarse en soledad a su trabajo literario y es el principal escenario de su autobiográfica La novela de un adolescente miope ("cuando el otoño es húmedo y frío, qué feliz soy en la soledad de mi buhardilla"). Por ella desfiló toda la juventud culta de la Rumanía de su tiempo. Pero esa casa con jardín fue derruida a mediados de los años 30.

En su lugar se alzó un bloque de apartamentos de una tristona estética racionalista que, visiblemente deteriorado, subsiste, y donde hay una placa consagrada a su memoria. La antigua calle Melodiei ahora se llama Cristian Radu; desemboca en la plaza Rosetti, "axis mundi" del joven Eliade, que la cruzaba para ir a clase; de allí salían los tranvías de caballos a los que subía en marcha tras perseguirlos corriendo junto con su hermano Nicolás. Hoy es un ruidoso punto de cruce de los omnipresentes trolleys.

Personaje dostoyevskiano

Hijo, como Vargas Llosa, de un militar que le enseñó el sentido de la disciplina, y como Borges de una madre algo amargada y con fe ciega en su talento, el joven Eliade, según se refleja en sus Memorias, es un personaje dostoyevskiano, que se debate entre diferentes mujeres, y también entre la creación literaria, el periodismo y el mundo erudito y académico; un hombre definitivamente entre encrucijadas que tiene la ambición de ser la gran figura de la cultura que llegará a ser.

Atraído desde niño por el folklore rumano, la religiosidad del mundo campesino le lleva a interrogarse sobre su estructura y puntos en común con otras creencias; muy pronto abriga "la esperanza insensata de llegar un día a la fuentes secreta de todas las tradiciones". Ya que se ha dado cuenta de que "ciertos espíritus son capaces de separar los factores de unidad en el seno de la naturaleza o de una cultura, lo que les permite descubrir ciertas estructuras". Y él, claro, forma parte de ellos. Pero Eliade también es viajero, recorre Rumanía, se va, muy joven, a la India, de donde extrae el material de su primer gran éxito como novelista, la también autobiográfica Maitreyi.

Y es deportista, sube montañas, navega, está vinculado al mundo físico. Y a las redacciones de la capital, y a la política, participa en la creacion del grupo cultural Criterion. Publica valorados trabajos académicos, un libro sobre el Yoga con repercusión internacional… Y mantiene una relacion compleja con el mefistofélico Nae Ionescu, su maestro, filósofo brillante y atraído por el lado oscuro de la vida política de su época.

Eliade se presenta, en suma, como el modelo de persona completa, una figura goethiana, hombre de pensamiento que es a la vez hombre de acción, seductor y socialmente exitoso, pero que se autorecrimina constantemente sus deslices y errores, en el periodo (1907-1037) que cubre el primer y mejor volumen de sus Memorias: Las promesas del equinoccio. Un gran libro (aunque, como veremos, incompleto), cuya segunda parte, Las cosechas del solsticio, resulta mucho más convencional e insincero.

En invierno de 1933, Eliade se veía de nuevo atrapado entre dos amores. Por un lado el que le ligaba a la voluptuosa y temperamental Sorana, una actriz de teatro con la que mantenía encuentros sexuales de ¡una decena de performances! ("no me parecía extraño entonces", afirma Eliade con sorprendente candor, si es que es sincero). La otra relación la mantenía con Nina Mares, a la que había conocido a través de su amigo el escritor judío Mihail Sebastian.

Nina, divorciada y con una hija, espíritu equilibrado y doméstico que le pasaba a maquina sus manuscritos, fue la elegida, y con ella finalmente marchó a vivir a un apartamento en el que hoy es boulevard Dacia, 141. Este edificio sí se conserva, y en la casa hay otra placa evocativa. La ciudad mágicaTal vez el paisaje más significativamente eliadeano que conserva Bucarest lo brinda un área triangular que se extiende entre estas dos casas y las avenidas a las que abocan (la plaza Rosetti está cortada por la de Carol I), y que tiene como tercer lado el bulevar N. Balcescu.

Por aquí debió de caminar a menudo el escritor para dirigirse al centro de la ciudad. Esta zona es una maravilla, una amplísima área residencial poblada de las construcciones que en Cataluña llamamos torres, en Madrid llaman chalés y en Bucarest conocen como villas. Pequeñas construcciones de una o dos plantas generalmente con jardín, como la desaparecida de la calle Melodiei, levantadas entre fines del siglo pasado y los años 40 por una burguesía que fue próspera, en una variedad de estilos que van del neoclásico doméstico al modernista pasando por el denominado estilo neorumano, que integra formas orientalizantes, bizantinas y venecianas.

Una a una estas villas pueden no llamar excesivamente la atención, pero en su conjunto dan una estampa inolvidable de tiempo antiguo y elegancia tronada. Colectivizadas tras la toma de poder comunista de 1948, buena parte de ellas fueron reasignadas a nuevos propietarios en la década de los 70. Tras la caída del régimen de Ceausescu, se dio opción a los viejos propietarios a reclamarlas. En muchos casos hay un litigio abierto todavía.

El visitante pasa, por las calles empedradas, frente a decenas y decenas de estas casas: algunas se han restaurado como sedes de embajadas, de instituciones rumanas o de negocios varios, pero la mayoría se conservan entre la dejadez y el total abandono. Si entrarámos en alguna tal vez respiraríamos, como le ocurre al Petru Anicet de Los jovenes bárbaros al introducirse en la Villa Tycho Brahé, "un olor mohoso a habitación cerrada, olor a aceite rancio". Con sus fachadas de tonos terrosos y la vegetación creciendo alrededor, estas casas componen un decorado inusitadamente romántico.

Cualquiera podría ser la que acogía a las tres jóvenes que jugueteaban con el músico Gavrilescu en El burdel de las gitanas, sin que él entendiera que le estaban empujando hacia otra, y para él inquietante, dimensión temporal. Un escenario que Eliade arropa en su nouvelle con "arboles viejos, nogales… por eso hay tanta sombra y tanto fresco". Y es que efectivamente hay verde por todos lados: en una calle vi como la hiedra de un edificio había invadido los cables electricos y colgaba sobre la calzada, haciendo un puente. La caminata se complica por la profusión de coches subidos a la acera (en Bucarest prácticamente no existen los parkings): abundan los Dacia 1310, versión autóctona del entrañable y olvidado Renault 12.

Mientras en la Barcelona actual han desaparecido los lugares con misterio, porque todo es nuevo o renovado, en Bucarest la magia viene de la acumulación de tiempos diferentes en espacios contiguos. Pero en una ciudad que está experimentado una fuerte especulación, no cabe demasiada duda de que en pocos años muchas de estas villas habrán sido derruídas para construir apartamentos. Y las que no sean derruidas, de no tomarse medidas, caerán por sí solas.

Actualmente pasear por esta zona es como entrar en el túnel del tiempo, del que se sale al topar con los edificios de acero y cristal y los anuncios de Real Estate del nuevo Bucarest postcomunista. En esta zona se encuentra el Instituto Cervantes, cuyo director actual, Joaquín Garrigós, es en sí mismo parada recomendable en el itinerario eliadeano por la ciudad. Garrigós (Orihuela, 1942) estudió filología, aunque durante mucho tiempo ha vivido del derecho. En un momento en que la Universidad de Valencia albergaba el proyecto de crear un departamento de lingüística románica, se compró una gramática del rumano, estudió en solitario y empezó a acudir a cursos de verano para extranjeros en el país.

"Transcurría la era Ceausescu, resultaba barato, me lo pasaba bien e hice amistades", comenta, aunque el clima totalitario imperante le llevó a cambiar radicalmente de las simpatías que sentía por el comunismo a una actitud crítica.

Mientras proseguía una carrera en la administración se fascinó con la obra de Eliade y con la rica literatura rumana de los años 30, y empezó a proponer traducciones a diversas editoriales españolas, "al principio con muy poco éxito". Pero sus propuestas han ido calando y ha traducido, entre otros, al Cioran que escribía en rumano, a Blecher y al que considera autor de la mejor novela de entreguerras, Camil Petrescu (su versión de El lecho de Procusto está a punto de ser recuperada por editorial Gadir). A principios del 2006 se incorporó como director al Cervantes de Bucarest.

Garrigós me lleva a la Strada Mantuleasa, donde estaba la escuela a la que asistía Eliade ("un edificio grande y robusto rodeado de castaños") y que da nombre a otro de sus relatos, traducido en España como El viejo y el funcionario. En un restaurante de esta calle cenamos con otros participantes de la mesa redonda que se celebrará al día siguiente en el Cervantes: la orientalista mexicana Graciela de la Lama, que le invitó a su país en los años 60 con la esperanza de que incorporara a sus estudios la mitología mexicana, cosa que no hizo.

El historiador de las religiones barcelonés Amador Vega, que estudia los escritos de Eliade sobre el arte contemporáneo, y el rumano Sorin Alexandrescu. La versión de Ford CoppolaAlexandrescu es sobrino de Eliade, hijo de su hermana Corina. También es semiólogo y vive a caballo entre Holanda, en una de cuyas universidades enseña, y Bucarest, donde escribe en distintos diarios artículos políticos. Es autor de un ensayo sobre el Diario portugués de Eliade y también coalbacea de los derechos de su obra junto con el americano David Brendt, director de la Chicago University Press.

Alexandrescu mantiene una relación de cariñosa distancia con la obra de su célebre tío. Le cuesta entender, por ejemplo, cómo Eliade y el politólogo alemán Carl Schmidt podían discutir tan tranquilos sobre "el simbolismo acuático" en Berlín mientras la aviación aliada bombardeaba la ciudad, según se recoge en el Diario portugués. Y no comparte, por ejemplo, la imagen "olímpica" que a veces Eliade proyecta. "En realidad su vida fue una sucesión de catástrofes, destrucciones y creaciones. En su trayectoria hay numerosas rupturas: la India o Portugal fueron países determinantes para él, pero tras su estancia principal no regresó nunca, son como sufrimientos de los que no pudo recuperarse". "Tenemos la tentación de verle como el último gran sabio, la personalidad internacional. Pero en Chicago, cuando yo le visité, casi no tenía libros, me enseñó un armario con las traducciones de sus libros y su Obra Completa encuadernada", añade Alexandrescu.

Bucarest es una ciudad construída a grandes impulsos. Durante el reinado de Carol I Hohenzollern, que accedió al trono en 1866 y se mantuvo en él hasta 1914, se inicia la monumentalización del centro de la villa a imagen de la capital francesa, lo que haría que fuera conocida como "la pequeña París". Un empeño modernizador que continuarían sus sucesores Fernando I y Carol II. En el centro de la ciudad se alzan los palacios y los grandes edificios de carácter neoclásico, como el Ateneo Rumano de 1886-1888, o el Círculo Militar edificado en los años 20, al que posiblemente acudiría el padre de Eliade.

La arteria principal es la Avenida de la Victoria, Calea Victorei, que marcaba la vida ciudadana en los años de juventud de Eliade y sigue haciéndolo hoy. En la novela más ambiciosa del escritor, La noche de San Juan, los protagonistas se pasean a menudo por ella, y durante los bombardeos americanos sobre la ciudad en la Segunda Guerra Mundial la ven trágicamente "envuelta en llamas". Las fotos de esta zona realizadas en los años 20 y 30 por Nicolae Ionescu, el Català-Roca rumano, nos muestran una ciudad moderna y dinámica, llena de coches y anuncios, con intensa vida nocturna.

Abocando a Calea Victorei se encuentra el Pasaje Macca, un callejón cubierto acristalado de 1891 siguiendo el modelo francés en el que estaban ubicadas algunas redacciones periodísticas del Bucarest del grupo Criterion. En un pasaje similar y próximo vivía Nina Mares antes de emparejarse con Eliade. Y no muy lejos se puede comer o cenar en el hotel restaurante Capsa, abierto en 1881, donde solía instalarse Paul Morand, quien fue embajador francés en Bucarest entre 1943 y 1944, y que convenientemente restaurado y lustrado conserva un notable esplendor demodé al estilo 1900.

Siguiendo hacia abajo por Calea Victorei y tomando un desvío a la derecha se extiende el parque Cismigiu, donde transcurren algunas escenas de Tiempo de un centenario, la historia que ha animado a Francis Ford Coppola a volver al cine nueve años después de dirigir Legitima defensa. Bajo el título de Youth without youth, Tim Roth y Bruno Ganz protagonizan la adaptación de esta narración fantástica en el que un rayo devuelve la juventud y la vitalidad a un anciano sabio. Se estrenará este otoño en el festival de Roma, y aunque ha sido rodada parcialmente en Bucarest, no hay información ni imágenes disponibles.

Ford Coppola ha escrito en un diario de rodaje consultable en la red (www.ywyfilm.com) que lo que le hizo interesarse por esta obra de Eliade es la idea del artista que se distingue de joven y luego nunca vuelve a conseguir el nivel de la obra que le hizo célebre. "Felix culpa"Junto al parque Cismigiu empiezan los grandes bloques de apartamentos construídos en época comunista, que viven irremisiblemente su decadencia. Estas construcciones Eliade ya no las vio, porque dejó el país antes de la toma de poder de los prosoviéticos, aunque no dudó de ambientar algunos de sus relatos en la Rumanía del totalitarismo, como ocurre en Dayan, donde la propia Securitate juega un papel relevante.

Mircea Eliade pasó, gracias a sus buenos contactos en el Ministerio de Asuntos Exteriores. la Segunda Guerra Mundial como agregado cultural rumano en Londres y Lisboa, ciudad en la que murió su esposa, víctima de un cáncer. Después vivió un tiempo en París, donde le ayudaron amigos influyentes del mundo académico francés como Georges Dumezil, y donde contrajo matrimonio con su segunda mujer, Christinel. En 1956 se instaló en EE.UU. Al igual que Nabokov, se convertiría en una respetada figura del viejo mundo que daba charme a las aulas de la potente universidad norteamericana de los años 50 y 60.

En América realizó la obra que le consagró definitivamente, su monumental Historia de las creencias y de las ideas religiosas, del que realizaría distintas adaptaciones y versiones breves, y donde retomaba y ampliaba sus conceptos más queridos: el tiempo mítico del eterno retorno como contrapuesto al tiempo linear de la historia, a menudo vivida como una pesadilla; la hierofanía, momento en que lo sagrado se revela en el ámbito de lo profano; la prueba del laberinto en el que un hombre debe encontrar su propia identidad y destino; el "centro del mundo"… Conceptos que también aplicaba a la existencia cotidiana, y que ha ilustrado en sus narraciones, sobre todo las fantásticas.

A Eliade le obsesionaba ofrecer una escritura "densa y precisa", y casi siempre la consiguió. En 1980 se publica en Francia el primer volumen de sus Memorias, al que en 1988, ya póstumamente, seguiría el segundo, Las cosechas del solsticio. Sin embargo hoy esas Memorias ya no pueden leerse como yo las leí en 1982, hay que contrastarlas. Ya que en 1991 el escritor rumano residente en EE.UU.

Norman Manea publicó un ensayo, Felix culpa, en el que acusaba a Eliade de haber maquillado su pasado y esconder su pertenencia a la Guardia de Hierro, el movimiento fascista rumano que, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial, demostraría un feroz antisemitismo. Aunque en la Rumanía comunista se había atacado a Eliade por este episodio, a finales de los años 60 el régimen de Ceausescu optó por pasar página y puso en marcha diversos intentos para tender puentes al personaje.

El texto de Manea, sin embargo, fue el primero de una serie de ataques contra Eliade en el ámbito internacional. Pocos años más tarde, en 1996, apareció póstumamente en Rumanía el Diario 1935-1944 de Mihail Sebastian (1907-1945), el amigo judío que sufrió todas las consecuencias de la práctica antisemita del gobierno rumano mientras Eliade vivía en el extranjero como representante diplomático. Cuando Eliade viaja en 1942 a Bucarest desde Lisboa para llevar un mensaje del dictador portugués Salazar al general Antonescu, Sebastian espera su visita, pero Eliade no contacta con el amigo que sufre un clima de persecución.

Para algunos estudiosos, Eliade fue doblemente traidor con Sebastian; primero le quitó la novia y luego le dejó abandonado a su suerte en sus años difíciles pese a que, por sus buenos contactos, tenía en las manos la posibilidad de ayudarle.

Hoy está ampliamente documentado que Eliade se aproximó de forma clara a la Legión rumana a través de su maestro Nae Ionescu, uno de los ideólogos del movimiento, y que en los años 1936-1937 colaboró en la prensa afín. En su Diario portugués el propio escritor se define a sí mismo como "Legionario". Pero los defensores de Eliade quitan peso a esta adscripción y la colocan en un plano de cierta inocencia política, que requiere sin duda magnanimidad con el personaje, ya que la Guardia de Hierro se caracterizó desde sus inicios por la afición a la violencia y el asesinato político.

En esta materia Joaquín Garrigós ocupa una posición de centro por excelencia, ya que es a la vez traductor de Eliade, de Manea y de Sebastian, e introductor en España de los dos últimos. Asegura que "a todos los ataques que se han hecho contra Eliade por antisemitismo les falta documentación, yo no he encontrado ni un solo texto de Eliade que pueda considerarse antisemita". Vamos a ver a Mircea Handoca a su domicilio de la calle Latina.

Una oxidada puerta de hierro y un jardín hasta llegar a la entrada. Se trata de una planta baja de techos altos con molduras y suelo de madera, que ahora comparte con dos hijos pero tiempo atrás se repartía también con otras familias.

Este hombre alto de pelo blanco y aspecto noble era profesor de Instituto cuando, mediados los años 60, se enamoró de la obra de Eliade y empezó a salvar cuanto material documental encontró sobre el personaje: es autor de una biografía ilustrada y ha editado varios volúmenes de su correspondencia con figuras como Jung, Scholem, Vintila Horia y la plana mayor de la letras rumanas. También ha rescatado y editado los relatos de juventud, que permanecían olvidados en viejas revistas. Y ha establecido la fecha de nacimiento de Eliade, sobre la que había ciertas dudas, en el día 13 de marzo.

Handoca da facilidades a todos los eliadistas que le visitan y atendió regularmente en su día al biógrafo americano de Eliade, Mac Linscott Ricketts, quien mientras documentaba en los años 80 su libro iba a comer cada domingo a su casa, seguido por agentes de la Securitate, que luego interrogaban al investigador rumano sobre sus conversaciones. Handoca cree que las acusaciones contra Eliade por su pasado legionario han sido manipuladas por un grupo de enemigos del escritor, a quienes Manea accedió a dar voz. ¿El por qué de esta supuesta conspiración? Se encoge de hombros.

Su opinión es que Eliade apoyó a la Legión en sus inicios porque presentaba una filosofía cristiana con la que se identificaba y un proyecto político al estilo de lo que representaría luego la dictadura salazarista, que Eliade admiraba. Sin embargo pondría distancia con el movimiento cuando las cosas empezaron a cobrar verdadera virulencia.

En una línea parecida, Sorin Alexandrescu opina que en las posiciones políticas del Eliade de los años 30 jugó con mucha fuerza el conservadurismo y un patriotismo rumano impregnado de miedo a Rusia (miedo, como iba a verse, plenamente justificado). Según Garrigós "Eliade creyó de manera ingenua que la Legión iba a traer el hombre nuevo, su interés no era político, sino místico".

¿Llegó Eliade a afiliarse? Handoca dice que no se ha encontrado ningún documento que lo pruebe y que pondría la mano en el fuego para garantizar que nunca ocurrió. "En realidad, dice Garrigós, lo que Manea reprocha a Eliade es que cuando escribe sus Memorias no se dé un golpe de pecho". Leyes antisemitasHandoca señala que Eliade siempre tuvo amigos judíos (y es un hecho que dedicó abundantes páginas de estudio a esta religión), mientras Garrigós remite a un artículo que el escritor publicó en 1939 deplorando que las leyes antisemitas rumanas hubieran hecho refugiarse en Londres al gran folklorista Samuel Gaster.

Otro eliadista, Francis I. Dworschak, ha escrito que el historiador nunca aprobó la violencia política (como la que la Legión practicaba) y en cambio era un firme admirador de Gandhi. Sin embargo, las columnas prolegionarias de Eliade quedan en las hemerotecas, nunca manifestó su arrepentimiento por esta conexión y siempre, hasta en sus últimos escritos, reivindicó la figura de su maestro Nae Ionescu.

Mihail Sebastian vivió un destino desgraciado.

Entre otras cosas cometió el error de pedir un prólogo a su ensayo Desde hace dos mil años a Ionescu. Este lo aprovechó para formular un alegato antijudío. Sebastian lo mantuvo, lo que le acarreó las iras de los suyos, que le reprochaban diera voz al enemigo. ¿Le quitó Eliade la novia a Mihail Sebastian? Está claro que los tres salían juntos a menudo hasta que la pareja Nina-Mircea voló por su cuenta.

Alexandrescu afirma que no hay pruebas de que ella y Sebastian mantuvieran una relación que fuera más alla de la amistad. El 13 de diciembre de 1944 Sebastian hizo en su Diario un dramático balance final de su historia : "Me entero por Marietta Rares de que ha muerto Nina Eliade. Una ola de recuerdos se levanta desde el pasado.

Su cuartito arriba de todo en el Pasaje Imobiliara: la máquina de escribir en la que copió casi al mismo tiempo Maitreyi y Mujeres; las visitas vespertinas a la buhardilla de Mircea en la calle Melodiei; su inesperado amor; la fuga de Mircea a Poiana; la desesperación de Nina que yo, indefenso, intentaba aliviar; el regreso de Mircea; el noviazgo y, dos años después, su boda civil en secreto, en las dependencias municipales de Calea Rahovei (…) Nuestros años de amistad fraternal y después los años de confusión y desintegración hasta la ruptura, la enemistad y el olvido.

Todo está muerto, desaparecido, perdido para siempre". Pero parte del Bucarest que acogió las vivencias de este terceto sigue en pie, y puede pasearse, al menos hasta que la enseñoreen las grúas de las grandes constructoras de la Unión Europea.

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