ENTREVISTA CON FEDERICO ANDAHAZI
Federico Andahazi
No solo la Feria del Libro hace el milagro de traer hasta nuestra orilla a escritores internacionales reconocidos y consagrados por sus trabajos literarios, pero lo cierto es que lleva la delantera, desde hace años y por mucho millaje.
La IX edición de la Feria Internacional del Libro que se dedicó a Argentina nos trajo entre sus casi cien nombres de hombres y mujeres que han hecho del oficio de escribir su vida, a Federico Andahazi.
Federico Andahazi es argentino y escritor. Pero no uno más, sino uno que se hizo famoso desde que publicara su primer libro, hará casi diez años, El Anatomista que empezó por sorprender al jurado de un concurso en su país (le dieron el primer lugar).
Ese mismo evento le traería luego una polémica de difusión internacional, ya que la mentora de la fundación que organizó el evento le negó la entrega del mismo, sometiendo a censura previa la novela, que pese a su oposición, se convirtió en un best seller.
Esa novela, que cuenta la historia de Mateo Colón, el anatomista que en la época del Renacimiento y a través de sus investigaciones científicas e in situs, descubre el centro del placer femenino (el clítoris)
Más de 20 millones de copias vendidas y traducciones a más de 25 idiomas convirtieron a Federico Andahazi en el escritor que es hoy. Apreciado en todos los círculos literarios y deseado como visitante distinguido de cualquier feria del libro del mundo.
La nuestra lo tuvo entre los conferencistas magistrales y a sus lectores le contó su experiencia con la censura, la comentada y otras que se dieron después en países como los Estados Unidos o Turquía (Estambul).
El también autor de novelas como Las Piadosas, El Príncipe, Errante en la Sombra, El Secreto de los Flamencos –títulos que nos parecen muy bellos y sugerentes- nos dijo que a veces es más difícil "encontrar un buen título que escribir la novela" y es que en la historia un autor tiene la oportunidad de contar todo lo que tiene que contar, pero después hay que buscar un par de palabras que lo "resuman todo".
Federico Andahazi quedó gratamente impresionado con la feria del libro que se organiza en el país ya que prefiere las ferias dinámicas donde se pueda contactar el espíritu del lector y donde el protagonista sea el libro y no el negocio.
Ya tenía bastantes referencias de nuestra feria cuando vino, sabía que esta era una de las ferias más importantes de América y nos confesó que además de que quería venir, "no sabía que tenía tantos lectores aquí".
UN LECTOR EN SI MISMO
Andahazi, como Borges, prefiere declararse más que nada un lector y sostiene que "así como escribir es un grato trabajo, leer también es un trabajo. Yo creo que uno finalmente escribe aquellas historias que quisiera leer, no siempre lo consigue, pero bueno, es casi el mismo trabajo".
Dice que a pesar del tiempo que ha pasado y de su relación profesional con la literatura él sigue manteniendo una relación "inocente. Releo algún cuento de (Truman) Capote y me resulta tan fascinante que cierro el libro y me pongo a escribir… como una compulsión".
Y entonces nos narró que estaba leyendo uno de los cuentos de Capote, uno en el que el iniciaba hablando de un secreto que tenía el protagonista de la historia, desde pequeño y mientras lo leía rogaba que no lo develara y como lo develó, entonces se paró de leer y se puso a reescribir el cuento como le hubiera gustado que transcurriera.
"Me parece que te menciono este ejemplo porque así funciona, digamos, esta relación de la escritura con la lectura. Uno escribe aquello que hubiera querido leer, como le hubiera gustado el final de una novela, de un cuento. Por eso es que uno "plagiando" de aquí y de allá entre comillas también corrigiendo", explica. Pero, esto no basta porque los escritores también tienen lectores y estos tienen sus propias expectativas "al final tu te encuentras con tus lectores y alguno te dice, no te voy a perdonar nunca el final de tal novela… yo hubiera hecho otra cosa" y la indicación "fantástico, hacélo".
A partir de esto le preguntamos si le gustan todos los finales que ha dejado en cada uno de sus libros "a ver… Sí y no. Yo sé que soy un autor cruel. Que no le doy paro en los finales a los protagonistas".
De todos sus libros el único que tiene un final feliz es El Secreto de los Flamencos que es un libro "con el cual estoy bastante conforme".
EL ESCRITOR Y EL CINE
Como hablamos de Capote, le pregunto si vio la película sobre la vida del escritor estadounidense y nos dice que no la ha visto a pesar de que la compró.
Y es que es tan fuerte la imagen que se ha construido del escritor a partir de su lectura, que le da miedo y a pesar de que sabe que la película está bien y de la excelente interpretación de Phillip Seymor Hoffman "prefiero quedarme con la imagen que tengo de Truman Capote".
Para llevar al cine sus novelas, Andahazi, ha recibido propuestas tan serias que hasta se las han pagado, aunque después no se han concretado "de hecho, de El Anatomista, compraron los derechos del libro en Francia y nunca la filmaron".
Lo bueno de eso, por lo menos eso piensa el agente del escritor, porque pagaron los derechos, muy bien pagados y que como no la filmaron en el tiempo estipulado perdieron los derechos.
Entiende que realizar esta película debe costar mucho ya que es una película de época y explica que "al parecer los productores no tenían previsto este hecho y la verdad es que lo lamento".
Expresa que aunque parezca que puede ser un buen negocio vender los derechos y que estos regresen sin haberse realizado y que se pueda volver a negociar con ellos, esto no lo satisface "los autores no pensamos así".
Su nueva expectativa de ver una película de su trabajo en el cine ha tomado visos de seriedad con la compra de los derechos de Las Piadosas por un productor emblemático del clase B americano, Richard Rubinstein.
"Al final alguien entendió que La Piadosas es un libro clase B, yo lo decía y la gente no me creía, a tal punto tenía razón que el productor es el padre de este género y lo conoce como nadie", afirma.
Dice que no tiene ningún reparo en que sus libros lleguen al cine y que con ellos pueden hacer lo que quieran.
Federico Andahazi piensa que el autor siempre sale ganando cuando se hace una película de un libro "porque si la película es buena, es buena para el libro porque está bien y si es mala, es mejor porque todavía, porque la gente dice ´el libro era mejor´.
Dice que el cine y la literatura son disciplinas y lenguajes diferentes "y yo la verdad es que no tengo esa afinidad con el cine, me gusta el cine, pero no sabría como filmar, ni quiero hacer un guión. Yo prefiero ni participar".
Al que es autor de libros que hablan de su impresión y admiración por la música y la pintura –dejando fuera su afición por los temas religiosos, el uso y abuso del poder y la historia- le preguntamos cómo se conforma su interés por el arte.
"Yo creo que los escritores somos gente muy frustrada. Yo me considero un pintor frustrado, un músico frustrado", confiesa.
Nos recuerda que su abuelo fue un gran pintor húngaro y que su esposa también es pintora y nos confiesa que si no fuera escritor probablemente sería rockero… ¿Cómo Fito Páez o Charlie García?
"No. Si hubiera sido rockero, hubiera sido rockero como Mick Jagger", claro nos dijo que también tendría que haber sido inglés y nos regaló una carcajada.
Por Marivel Contreras / Hoy, 9.5.06
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