ENTREVISTA CON EL ESCRITOR HAITIANO RENE DEPESTRE
René Depestre
"Hay que descolonizar el lenguaje"
René Depestre es un escritor haitiano, autor de "Hadrianna en todos mis sueños", que ha recibido numerosos premios. Presente en el Primer Congreso Internacional de escritores y artistas negros organizado en París, participó también en la conmemoración de su cincuentenario, celebrado en la Sede de la UNESCO en septiembre de 2006. En esta entrevista, recuerda el congreso histórico de 1956.
En esta entrevista, el escritor recuerda el congreso histórico de 1956: " Hay una descolonización más sutil que no hemos logrado realizar del todo, y hablo de la descolonización semántica, la de las palabras, empezando por "negro", "blanco" o "amarillo".
Entrevista realizada por Jasmina Šopova / El correo de la Unesco
¿Qué representó para usted el Primer Congreso, celebrado cuando los países africanos eran todavía colonias?
Antes que nada, una apertura extraordinaria. Me permitió encontrar y conocer ideas de intelectuales que no conocía. Además, comprendi mejor la diversidad de la experiencia negra en lo tocante a esclavitud o colonización, y darme cuenta de que los recorridos históricos de África y de su diáspora no siempre coincidían. En lo personal, yo había vivido una experiencia particular: en Haití, las dictaduras hicieron que "mi adversario" no era un hombre blanco, sino un haitiano, como yo. Yo no estaba del todo de acuerdo con las tesis de la "Negritud", porque temía que pudiera traducirse en un esencialismo, un fundamentalismo o un integrismo. Pero por otra parte, tenía confianza porque sabía que hombres como los senegaleses Léopold Sédar Sengor y Aliune Diop o el martiniqués Aimé Césaire, se estaban comprometiendo en una lucha cultural de descolonización.
Y hoy, ¿qué piensa de aquel Primer Congreso?
Fue la primera reunión en su género en el mundo francófono. Senghor, Césaire et "Présence africaine" (Presencia Africana), nombre de la revista y de la editorial creadas en París por Diop, fueron pioneros que arrastraron a mi generación en el movimiento. Ese Congreso, que se celebró en la Sorbona, cuna del saber europea, nos devolvió la confianza en nosotros mismos. Al mismo tiempo, mostró al mundo que existía una intelligentsia negra. Después, el Congreso se tradujo en una efervescencia creadora que se manifestó en la historiografía, la etnografía, la antropología, la literatura y la poesía. Todo ese trabajo no hizo desaparecer el racismo, pero desde 1956 estamos mejor preparados para hacerle frente.
Aunque, para mí, la descolonización no ha terminado. Hubo una descolonización de las instituciones, de las relaciones entre los antiguos imperios coloniales y sus colonias africanas, asiáticas y americanas. Hubo también una cierta descolonización de las mentalidades… Pero también hay una descolonización más sutil que no hemos logrado realizar del todo, y hablo de la descolonización semántica, la de las palabras, empezando por "negro", "blanco" o "amarillo". Su ausencia hace que, medio siglo después del Congreso, los jóvenes de las barriadas se agarran a mitos identitarios basados en el color de la piel y crean asociaciones que llaman "negras". Este fenómeno me parece una regresión respecto a los progresos realizados por la generación de Senghor y de Césaire, la mía y la que siguió.
¿Qué papel representa hoy la nueva intelligentsia africana y de la diáspora?
Al día de hoy, no se trata de afirmar las culturas negras respecto a las demás, la cuestión colonial, o racial, ha dado paso a la cuestión de la mundialización. Si ésta continúa siendo puramente financiera, vamos directamente hacia una catástrofe. Disponer de aeropuertos ultramodernos no es suficiente si no tenemos los airbuses de la imaginación para despegar. Lo que le falta dramáticamente a la mundialización es una "mundialidad", es decir, el conjunto de valores de civilizaciones diversas. Todas las civilizaciones están preocupadas. Algunas tienen miedo y caen en el integrismo. Otras se toman las cosas con más desenvoltura y alegría de vivir. Y otras más están más rezagadas, como África o Haití. La mundialización debería ser también una oportunidad para aumentar el nivel de la solidaridad en el mundo para ayudar a los que se han quedado atrás.
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René Depestre
(Haití, 1926)
Escritor haitiano de habla francesa y española, fundador de la revista Ruche, que se comprometió con la lucha contra la dictadura y fue un ferviente militante de la negritud. Este poeta precoz fue, en cierto modo, el niño pródigo de la independencia haitiana a comienzos del siglo XX. Sus primeros libros de poemas, Centelleos (1945) y Haz de sangre (1946), le dieron un cierto prestigio, con tan sólo diecinueve años.
A finales de 1945, fundó con algunos colegas una revista artística de vanguardia, Ruche. André Breton, antes de regresar de su exilio en Nueva York, dio una serie de conferencias en Puerto Príncipe; la acogida de estos jóvenes artistas de Haití, encabezados por Aimé Césaire al surrealismo fue enormemente entusiasta, por lo que Ruche dedicó un número especial a Breton, que fue censurado por la policía dictatorial. Mientras tanto, Depestre estaba en la cárcel. Esta historia ocasionó varios disturbios que paralizaron Haití, el poder estuvo inestable durante unos días, pero enseguida el Ejército restableció el orden, y Depestre se vio condenado al exilio. Desde entonces se afilió al movimiento cultural Negritud, fundado en París por iniciativa de Césaire, Damas y Senghor. Después de esta fecha, Depestre continuó su trayectoria poética en Francia, con Vegetación de claridades (1951), Traducido a lo ancho (1952), y Mineral negro (1957).
Tras un breve regreso a Haití, de donde huyó enseguida perseguido por el régimen de Duvalier, se exilió en La Habana, donde enseñó durante veinte años. Si bien en sus libros de poemas explora en el inconsciente surrealista ( Diario de una animal marino,1964; Un arco iris para el Occidente cristiano, 1966), su intención es claramente militante (Cantata a Octubre, publicada en 1968, dedicada a la muerte de Che Guevara). René Depestre escribió también excelentes textos en prosa, como la Cucaña (1973) o Hadriana en todos mis sueños (Premio Renaudot, 1988). Sus ensayos son claros exponentes del tema de la negritud (Buenos días y adiós a la negritud, seguido de Trabajos de identidad , 1989).
Galardones: Renaudot (1988)
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Poema de René Depestre
"Flores en mi buzón"
Esta mañana, una mano puso flores en tu buzón:
¿será acaso un sol que te escribe desde una cárcel de tu país?
¿O es un telegrama -SOS de la luna- que de repente ve venir las amenazas del hombre?
¿Será el último árbol romántico de Nueva Zelandia que quiere intercambiar sellos contigo?
¿Desde cuando la lluvia envía mensajes cifrados a sus amigos?
Puede que sea la carta certificada de un ruiseñor necesitado de dinero.
¿Y si fuera la carta anónima de un cocodrilo, alcalde de una aldea tenebrosa?
¿o la carta de algún maldito presidente vitalicio de la república?
¿o la de un tiburón notario de un país racista?
Quizás sean flores explosivas, dotadas de un maravilloso mecanismo de acción retardada, flores cultivadas en los invernaderos del Ku Klus Klan?.
Las llevo a mi oficina para descifrar sus olorosos mensajes: son flores del fondo del mar.
Un olor de marea alta invade mi casa. En la firma de alga marina.
Estas flores son los besos de una princesa de alta mar, es el alfabeto de su vida, la morsa gloriosa de su sangre en flor.
Es el violento misterio de su cuerpo cuando el orgasmo la proyecta conmigo a la cima del reino vegetal.
Ella, desde el fondo de las aguas, me envía las noticias de las hierbas inocentes del mundo. Me da los buenos días de las primeras mariposas del año, los buenos días de los primeros peces y los primeros besos de adolescentes que reclaman un poco de ternura, de paz y dignidad, con una luz fresquísima, para todos los ojos que acaban de llorar. "
De: "El Poder de la Palabra"
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