"EL SEXO ES LA ESTRATAGEMA MAS INGENIOSA DE LA NATURALEZA" :

Luis Rojas Marcos

Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943) es profesor de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York. Ha dirigido los Servicios de Salud Mental de Nueva York, además de ser presidente del Sistema de Hospitales Públicos de esa ciudad. Además es autor de numerososo libros, entre ellos "La pareja rota", "Las semillas de la violencia" (Premio Espasa de Ensayo), "Nuestra felicidad" y "Más allá del 11 de septiembre", publicado en Espasa

El 150 aniversario de Freud (los fastos conmemorativos en Viena redoblan con la llegada del verano) ha puesto de actualidad la psiquiatría. Uno de sus representantes más internacionales, Luis Rojas Marcos, que para después del verano publicará en Espasa Nuestra autoestima, mitos y realidades, conversa con El Cultural sobre las aportaciones del genio vienés, su convivencia con el método científico, su lugar frente a la neurociencia y las aplicaciones en el ámbito de la salud.

No tiene pensado volver.
El despegue de la ciencia española no tienta a Luis Rojas Marcos que se considera un privilegiado al ser un "emigrante de ida y vuelta". Esto le permite "disfrutar del pueblo neoyorquino", con el que compartió los atentados del 11-S al frente del Sistema de Hospitales Públicos de Nueva York. "En España no faltan científicos de gran talento pero sólo recientemente las instituciones han empezado a invertir seriamente en investigación", puntualiza.

–¿Cree que el psicoanálisis sigue estando vigente en el 150 aniversario de Freud?
–Aunque hoy el psicoanálisis, como método de tratamiento de trastornos mentales, no se considera eficaz, ciertos ingredientes de la teoría psicoanalítica continúan siendo de utilidad a la hora de explicar muchas conductas humanas. Cualquier persona que haga un poco de introspección se dará cuenta de que a menudo sus impulsos, deseos y pensamientos automáticos están motivados por necesidades de las que no son conscientes. En este sentido, Freud propinó un golpe al narcisismo humano al destruir para siempre la creencia mítica de que éramos dueños y señores de nuestra mente y de nuestros actos.

Experiencias traumáticas
–¿Qué "descubrió" que removió los cimientos del ser humano?
–Freud descubrió que los rasgos del carácter de las personas se forjan durante la infancia, y que muchos problemas emocionales en la edad adulta tienen su origen en experiencias traumáticas infantiles. El metódico análisis de su propia niñez y la de sus clientes en Viena, le convenció de que los primeros años de la vida eran decisivos en el destino de las personas. Sus teorías sobre el desarrollo infantil sirvieron para humanizar la percepción de la niñez.

No olvidemos que hasta mediados del siglo XIX las necesidades emocionales de los niños eran ignoradas. Un reflejo de esta cruel indiferencia era la extendida práctica de usar a los pequeños como objetos utilitarios, o simplemente abandonarlos. Además, pese a su inclinación al fatalismo y de no hacer ni una sola mención al optimismo en su extensa obra, Freud tomó nota de la habilidad humana para echar mano de mecanismos de defensa, como la represión en el inconsciente de las frustraciones que atentan contra nuestra dicha, con el fin de amortiguar sus efectos perjudiciales.

–¿La clave está en el sexo?
–El hecho de que estemos genéticamente programados para disfrutar del sexo es la estratagema más ingeniosa y eficaz de la naturaleza para garantizar la conservación de la especie. El apetito sexual es un impulso natural muy poderoso. Sin embargo, la clave de la satisfacción con la vida se configura de algo más que del sexo, por eso a menudo lo revestimos con el manto sublime del amor de pareja y de los vínculos de amistad y apoyo mutuo. En realidad, la mayoría de las personas no siente incongruencia entre las necesidades biológicas y las espirituales como la bondad, la creatividad, la libertad o la justicia social.

–¿En qué cuestiones cree que ha sido superado?
–Hoy, las psicoterapias enfocan principalmente el "aquí y el ahora", son más breves y eficaces, y a menudo son complementadas con medicinas. Por otra parte, la visión del ser humano es más optimista y flexible, se le da más importancia a los factores culturales y se ha impuesto un concepto más igualitario de los dos sexos. Recordemos que Freud consideró a las mujeres seres inferiores.

Otro concepto ya superado es el complejo de Edipo o la relación triangular de atracción y rivalidad que según Freud se establecía en la infancia entre el hijo o la hija y el padre y la madre.

Los nuevos modelos de familia, desde los hogares compuestos por divorciados a los encabezados por una madre sola, han evidenciado la importancia de las relaciones lineales entre padres e hijos.

Los hallazgos científicos de los últimos años, ¿han acercado o alejado la psiquiatría de la ciencia?
–Los avances en los conocimientos sobre el funcionamiento del cerebro, unidos al progreso de la bioquímica y de la genética, han solidificado el sustrato biológico de los aspectos psicológicos de la persona y ha acercado la psiquiatría a la ciencia. Con todo, la psiquiatría, como la psicología, todavía continúan alimentándose de ideas desligadas de la ciencia.

–¿Se acerca entonces la neurociencia cada vez más a los circuitos de la conducta?
–Sí. Por ejemplo, sabemos que el tálamo y la zona prefrontal izquierda del cerebro manifiestan más actividad en las personas que se consideran contentas y optimistas que en aquellas con caracteres depresivos o abúlicos. Otro ejemplo es el papel fundamental que ejercen las sustancias encargadas de transmitir mensajes entre las neuronas –neurotransmisores– como la dopamina o la serotonina en regular nuestros estados emocionales, desde el enamoramiento hasta los ataques de ira o los impulsos violentos.

–¿Considera que la psiquiatría ha ido en algunos aspectos por delante de los avances médicos?
–Desafortunadamente, la psiquiatría ha marchado desde sus orígenes, hace dos siglos, detrás del resto de la medicina. La dificultad que implica estudiar el comportamiento humano unida a los prejuicios sociales sobre la enfermedad mental son los culpables de este desfase.

–¿Es el cerebro el gran desconocido del organismo humano?
–Para empezar, es el órgano más inaccesible del cuerpo, al estar protegido por el cráneo y varias fundas de tejidos muy resistentes. El cerebro es una masa blanda, húmeda, caliente y pulsátil, que flota en un caldo de poderosas sustancias químicas. Formado por unos diez mil millones de neuronas, esta amalgama impenetrable, de no más de kilo y medio de peso, contiene varios billones de enlaces diferentes que configuran nuestra personalidad.

–¿De qué forma se enfrenta la psiquiatría a enfermedades degenerativas como el Alzheimer?
–Los psiquiatras tenemos una doble responsabilidad ante estas enfermedades. Por una parte, debemos participar en el diagnóstico y el tratamiento activo o paliativo de los dolientes. Por otra, es esencial que cuidemos de los cuidadores y les ayudemos a sobrellevar la penosa carga física y emocional que supone esta devastadora y, de momento, irreversible aflicción.

Un concepto de vida
–¿Cree que el concepto de vida ha cambiado ?
–Es verdad que todavía la tasa de mortalidad sigue siendo un muerto por persona, pero la duración y la calidad de la vida en general han cambiado de una forma espectacular. Tan sólo en el siglo pasado, la muerte invadía los hogares con más frecuencia de lo que hoy lo hacen el cáncer, el desempleo y el divorcio juntos. Hace unas décadas la educación constituía un privilegio, la única misión de la mujer era procrear, y los niños afortunados que sobrevivían el parto y no eran abandonados por sus padres, crecían sin derechos. Aunque no podemos negar la persistencia de serios problemas sociales, en los últimos cuarenta años muchas de las fuerzas destructivas que hacían inviables las ilusiones futuras han sido minimizadas.

–¿Considera que la psiquiatría ha ido en algunos aspectos por delante de los avances médicos?
–Desafortunadamente, la psiquiatría ha marchado desde sus orígenes, hace dos siglos, detrás del resto de la medicina. La dificultad que implica estudiar el comportamiento humano unida a los prejuicios sociales sobre la enfermedad mental son los culpables de este desfase.

–¿Es el cerebro el gran desconocido del organismo humano? –Para empezar, es el órgano más inaccesible del cuerpo, al estar protegido por el cráneo y varias fundas de tejidos muy resistentes. El cerebro es una masa blanda, húmeda, caliente y pulsátil, que flota en un caldo de poderosas sustancias químicas. Formado por unos diez mil millones de neuronas, esta amalgama impenetrable, de no más de kilo y medio de peso, contiene varios billones de enlaces diferentes que configuran nuestra personalidad.

–¿De qué forma se enfrenta la psiquiatría a enfermedades degenerativas como el Alzheimer?
–Los psiquiatras tenemos una doble responsabilidad ante estas enfermedades. Por una parte, debemos participar en el diagnóstico y el tratamiento activo o paliativo de los dolientes. Por otra, es esencial que cuidemos de los cuidadores y les ayudemos a sobrellevar la penosa carga física y emocional que supone esta devastadora y, de momento, irreversible aflicción.

–¿Existe una fórmula empírica para la felicidad?
–Cada día se acumulan más datos que respaldan la teoría de que nuestro nivel de satisfacción con la vida en general responde a un mecanismo esencialmente bioquímico que se activa en el cerebro. Las personas felices que he conocido suelen poseer una dosis razonable de confianza en sí mismas, expresan sin gran dificultad sus sentimientos, se muestran generalmente optimistas y disfrutan de las relaciones con los demás, de sus ocupaciones y del tiempo libre. Tienden a aceptar las reglas imperfectas del juego de la vida sin resentirse, y piensan que la vida, en general, es satisfactoria, tiene sentido, merece la pena.

Javier LÓPEZ REJAS
El Cultural

Más Info en:

http://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2000/11/222/


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